jueves, 9 de junio de 2011

Fin del imperio Romano

En el siglo II d.de C. el imperio romano había llegado a su apogeo, tan poderoso y vasto como era posible imaginarse, para conservar el dominio de sus territorios necesitaba mantener grandes ejércitos distribuidos por todas sus fronteras. La ambición de poder por parte de los generales de estos ejércitos provocó grandes y sangrientas luchas por el poder. Cada general pretendía ser emperador. Además los soldados ya no eran fuertes, patriotas y disciplinados como lo eran antes y sumado a esto nos encontramos con un pueblo pobre y totalmente desmoralizado.

En el año 400 el imperio había disminuido drásticamente, no se conocen las causas, pero podría ser por plagas y por el consumo de agua que circulaba por conductos de plomo y que podía producir intoxicaciones masivas.

El imperio debía recaudar lo impuestos para poder mantener sus ejércitos, cosa que cada día se les hacía más difícil. La producción agrícola consecuentemente también decaía y Roma se vio obligada a depender de otras provincias, como las del norte de África, para subsistir. El ejército romano debió contratar hombres para sus ejércitos, casi todos ellos llamados: Bárbaros, que significa extranjeros (que no hablan la misma lengua).Había una elevada proporción de hombres extranjeros, sin arraigos patrióticos, en los ejércitos de Roma. Los esclavos, que representaban un alto porcentaje de la población, también eran bárbaros, es decir, el imperio estaba "barbarizado".
Ya en el año 395 d.C, Teodosio, fue el último emperador de todo el imperio, y que antes de morir dividió el imperio en Oriente, donde gobernaría su hijo Arcadio, con capital Constantinopla.
Y el otro imperio sería el de Occidente. 
La capital del imperio de oriente fue la ciudad  a la que llamó Constantinopla (Bizancio), fundada por Constantino, (actual Estambul), con la intención de asegurar la estabilidad del imperio. Roma fue la capital de occidente. Desde el año 375 d.C. los pueblos bárbaros comenzaron a invadir más seguidamente a Roma, ya que la veían disminuida y su vez, ellos debían huir de otro pueblo muy fuerte y guerrero que bajaba desde Asia y era comandado por su rey Atila: los hunos.
Además la antigua religión sufrió severos cambios y análisis. Ya que hubo una amplia difusión del Cristianismo, hasta el punto que Constantino, la declaró como religión oficial del imperio en el 330.El imperio de occidente día a día se vió más débil y consecuentemente más amenazada por los bárbaros. hasta que por último un jefe de los heráculos, llamado Odoacro, en el año 476 pone fin al imperio, tomando todo el poder terminando con este hecho la Historia Antigua.
El occidente estuvo bajo una creciente presión por parte de las fuerzas invasoras bárbaras. La mayor ruptura hacia el interior del Imperio Romano aconteció en la segunda mitad del siglo cuarto. Guerreros feroces procedentes de Asia, conocidos como los hunos, penetraron en Europa oriental y ejercieron presión sobre los visigodos germánicos quienes, a su vez, se dirigieron hacia el sur y el oeste cruzando el Danubio hacia territorio romano, donde se establecieron como aliados romanos. Pero pronto los visigodos se rebelaron, y el intento romano por detenerlos en Adrianópolis, en el 378 provocó una derrota aplastante y la muerte del emperador Valente(364-378).
A partir de entonces un creciente número de bárbaros cruzó las fronteras. En el año 410, los visigodos, bajo el mando de Alarico, saquearon Roma. Los vándalos inundaron el sur de España y África, y los visigodos invadieron España y la Galia. Los vándalos cruzaron hacia Italia desde el norte de África y saquearon Roma en el año 455. Veintiún años más tarde el emperador de occidente, Rómulo Augústulo (475-476) fue depuesto y, en la parte occidental, una serie de reinos germánicos remplazaron al Imperio Romano. 

El fin del Imperio Romano ha dado margen a numerosas teorías que intentan dar una sola razón globalizadora para explicar “la decadencia y caída del Imperio Romano”. estas incluyen las siguientes: el énfasis del cristianismo en un reino espiritual debilitó las virtudes militares y el patriotismo romanos; los valores tradicionales romanos declinaron a medida que los no italianos ganaron más prominencia en el imperio; el envenenamiento por plomo, debido a que las tuberías de plomo para el agua y las copas causaron decadencia mental; la peste causó la muerte de una de cada diez personas de la población; Roma no logró un avance tecnológico debido al sistema de esclavitud; más aun, ni siquiera pudo lograr un sistema político que funcionara. Podría haber un punto de verdad en cada una de estas teorías pero también todas han sido cuestionadas. La historia es una red de intrincadas relaciones, causas y efectos. Nunca bastará una sola explicación para los eventos históricos.
Una cosa resulta clara: debilitado por la escasez de hombres, el ejército romano del oeste no fue capaz de repeler las hordas de pueblos que invadieron la Galia e Italia. En cambio, el Imperio Romano de Oriente, que sobreviviría otros mil años, pudo librarse en gran medida de las invasiones.

Octavio y su biografia

César Augusto, fue el primer emperador del Imperio Romano. Gobernó entre 27 a. C. y 14 d. C.,Nota 1 año de su muerte, convirtiéndose así en el emperador romano con el reinado más prolongado de la Historia (en total, 44 años de mandato).1 2
Nacido bajo el nombre de Cayo Octavio Turino, fue adoptado por su tío abuelo Julio César en su testamento, en el año 44 a. C. Desde ese instante hasta 27 a. C. pasó a llamarse Cayo Julio César Octaviano. En 27 a. C. el Senado le concedió usar el cognomen de «Augusto», y por consiguiente se convirtió en Cayo Julio César Augusto.Nota 2 A causa de los varios nombres que ostentó, es común llamarlo «Octavio» al referirse a los sucesos acontecidos entre 63 y 44 a. C., «Octaviano» de 44 hasta 27 a. C. y «Augusto» después de 27 a. C. En las fuentes griegas, Augusto es conocido como Ὀκταβίος («Octavio»), Καῖσαρ («César») o Αὔγουστος («Augusto»), dependiendo del contexto.
El joven Octavio se convirtió en heredero de Julio César tras el asesinato de éste en 44 a. C. Un año después, en 43 a. C., conformó junto a Marco Antonio y Lépido una dictadura militar conocida como el Segundo Triunvirato. Como triunviro, Octaviano gobernó Roma y la mayor parte de sus provinciasNota 3 como un autócrata, haciéndose con el poder consular tras las muertes de los cónsules Aulo Hircio y Pansa y haciéndose reelegir a sí mismo todos los años. Tiempo después, el triunvirato se iría rompiendo ante las ambiciones de sus creadores: Lépido fue obligado a exiliarse, mientras que Marco Antonio terminó suicidándose tras su derrota en la batalla naval de Accio frente a la flota de Octavio, dirigida por Agripa en 31 a. C.
Con la desaparición del Segundo Triunvirato, Octavio restauró los principios de la República Romana, con lo que el poder gubernamental pasó a establecerse en el Senado, aunque en la práctica él retendría su poder autocrático. Pasaron varios años para que se llegara a determinar la estructura exacta por la cual una entidad republicana podría ser dirigida por un único gobernante; el resultado pasó a conocerse como el Principado. El título imperial nunca llegó a considerarse como un cargo similar a lo que había significado la dictadura romana de la República, y que César y Sila habían ostentado con anterioridad; Augusto rechazó formalmente dicho cargo después de que la sociedad romana «le rogara que asumiera la dictadura».3 Por ley, Augusto contaba con toda una colección de poderes perpetuos conferidos por el Senado, incluyendo aquellos relativos al tribuno de la plebe y el censor. Ocupó el consulado hasta 23 a. C.4 Por otro lado, su poder real fue creciendo gracias a su poder económico y a los recursos obtenidos de sus conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo del Imperio Romano,Nota 4 y ganándose la lealtad de muchos soldados y veteranos militares, la autoridad implícita en los muchos honores y títulos que le eran concedidos por el Senado,5 y el respeto de la gente. El control de Augusto sobre la mayoría de las legiones de Roma existentes supuso una amenaza armada que podía ser usada contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para eliminar la oposición senatorial mediante el uso de armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su estatus soberano. Su reinado por medio del clientelismo, el poder militar y la acumulación de los cargos propios de la extinta República, se convirtió en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.

El mandato de Augusto inició una era de paz relativa conocida como la Paz romana o Pax Augusta (en su honor). Salvo por las constantes guerras fronterizas, y con la excepción de una guerra civil de sucesión imperial que duró un año, la sociedad del Mediterráneo gozó de un ambiente pacífico durante más de dos siglos. De igual forma, Augusto expandió el Imperio Romano, asegurando en el proceso sus fronteras mediante la subordinación a Roma de las regiones circundantes. Además, celebró un acuerdo de paz con el Imperio Parto —el más poderoso de sus vecinos— por la vía diplomática, reformó el sistema tributario romano, desarrolló redes de caminos que contaban con un sistema oficial de mensajería, estableció un ejército permanente (así como un pequeño cuerpo de marina), y creó la Guardia Pretoriana junto a fuerzas policiales de seguridad, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Resulta destacable añadir que gran parte de la ciudad se reconstruyó bajo su reinado.
Tras su muerte en 14 d. C., el Senado lo divinizó, siendo posteriormente adorado por el pueblo romano. A manera de legado, sus nombres «César» y «Augusto» serían adoptados por todos los emperadores posteriores, y el mes de Sextilis sería renombrado «Agosto» en su honor. Asimismo, sus logros son relatados en un documento conocido como «Los escritos de Divino Augusto» que, a petición del propio Augusto, fue grabado en un par de pilares de bronce y colocado enfrente de su mausoleo, llegando tiempo después a tallarse en gran cantidad de edificaciones, muchas de las cuales han sobrevivido. No obstante, este material es considerado poco objetivo históricamente, y más bien es tratado como un escrito publicitario cuyo objetivo es ofrecer una visión idílica del principado ejercido por Augusto. Tras un largo proceso para solventar los problemas en torno a su heredero, César Augusto fue sucedido por su hijastro Tiberio.